Muchas familias han pasado por nuestro programa, pero ninguna con la experiencia del matrimonio nonagenario que nos abrió las puertas de su casa este domingo para contarnos vivencias que no pueden quedar en el olvido. Ellos son Armand Urrutia y Josefina Cuchí, un matrimonio barcelonés que ha atravesado a lo largo de la vida todo tipo de situaciones, unas agradables y otras difíciles. Pero, Dios los ha acompañado desde la niñez hasta el día de hoy.
Tiempos de guerra
Aunque Armand era pequeño, recuerda las bombas que caían sobre la ciudad condal al estallar la Guerra Civil. A Josefina, los recuerdos la llevan a los campos de concentración donde estuvieron sus padres detenidos. Fueron tiempos de hambre, de cárceles, de familias rotas por el dolor y la muerte. En medio de todo ello, el mensaje del evangelio llegó a las vidas de Armand y Josefina para quedarse y traer esperanza.
Tiempos de persecución
Al acabar la Guerra Civil, los protestantes tuvieron muchas dificultades para salir adelante en España. Sus reuniones pasaron a ser clandestinas. Si eran descubiertos, pagaban con la cárcel y en ocasiones torturas. Eran echados de los trabajos, o no eran contratados, si se conocía su tendencia religiosa y muchas parejas pasaron un calvario para formalizar su casamiento ante la ley. Pero, en medio de la persecución, las iglesias evangélicas crecían.
Tiempos de dicha
Armand y Josefina tuvieron un encuentro personal con Jesús en su juventud. Se conocieron en la iglesia de la calle Teruel de Barcelona, se casaron y fruto de su amor y fidelidad son tres hijos, ocho nietos y tres bisnietos, “una familia muy gozosa y muy contenta” en palabras de Urrutia, que ejerció como médico en el Hospital Evangélico de Barcelona durante más de cuarenta años, del que también fue director.