Tal vez, lo más difícil de hacerse cristiano es reconocer nuestra necesidad de Dios. Podemos dar por sentado que el sol sale cada mañana sin preocuparnos de quién sustenta el universo; incluso, negar que sea por su mano. Hoy, por el contrario, Rubén y Paula nos cuentan por qué el seguir a Jesús es la mejor decisión que han tomado en sus vidas.