Vivimos en una Europa post-cristiana donde la mayoría de sus habitantes han abandonado los principios del Evangelio y desconocen el mensaje de Jesús. Esta realidad ha producido un vacío interior y mucha desesperanza. Los días 1 y 2 de mayo, el Palau Sant Jordi de Barcelona acogió el Festival de la Esperanza, que reunió a miles de personas para celebrar que aún hay esperanza gracias al amor de Dios.